Nuestra propuesta educativa es formar al hombre virtuoso, es decir, al hombre que vive el bien sin esfuerzo. Para hacer de nuestra comunidad educativa, una comunidad que vive la virtud, debemos iniciar un itinerario formativo, progresivo y por etapas marcadas, acorde al tiempo y desarrollo de cada hombre.
Por ello, la escala definida ha de iniciarse en un conjunto de actitudes concretas, formas de hacer y de actuar, respuestas a las situaciones cotidianas, pero direccionadas, en su conjunto a desarrollar valores priorizados que nos permitan continuar el ascenso hacia la vivencia de virtudes humanas.
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